lunes, 16 de enero de 2017

LA MAYOR CONTRADICCIÓN DEL CRISTIANISMO



La Biblia, como es bien sabido, no es propiamente un libro, sino un conjunto de ellos que se ha reunido a lo largo de varios siglos. Y, dicho sea de paso, hay que estar muy alertas sobre las verdaderas intenciones de quienes hicieron la compilación.

Aunque es posible que los textos bíblicos pretendan aparentar cierta uniformidad, son célebres las contradicciones que pueden encontrarse entre ellos, como, por ejemplo, la afirmación de que "Dios es amor" de Juan, Pablo et al y expresiones como "Matad, pues, a todos cuantos varones hubiere, aun a los niños, y degollad a las mujeres que han conocido varón…" de Números 31:17, por citar un caso entre muchos. 

Sin duda alguna, la contradicción más grave, y que a menudo pasa desapercibida, se encuentra en la unión del Viejo Testamento con el Nuevo Testamento.

Los fieles suelen decir ingenuamente que el viejo testamento sirve de fundamento al nuevo, lo cual es falso, dado que quienes idearon el viejo testamento —los judíos— jamás han aceptado a Jesús el Cristo —otro judío— como el Mesías. Por otra parte, el Nuevo Testamento supone, al menos en teoría, una propuesta nueva y totalmente distinta (incluso contradictoria) a la del Viejo Testamento, con ideas como, por ejemplo, que para el Nuevo sí está permitido hacer cosas buenas durante el sabath.

En un pasaje del libro del Génesis (6:1-4) hay un famoso episodio en el que lo que se ha interpretado como "ángeles" (literalmente 'hijos de Dios') descendieron a la Tierra, tuvieron relaciones con las hijas de los hombres y sus hijos fueron monstruos (o 'gigantes'). Desde entonces, según la tradición, quedó prohibido que los seres extraterrestres, celestiales, similares y conexos tuvieran relaciones con mujeres.

En el nuevo testamento, por su parte, se dice que Jesús fue engendrado por el Espíritu Santo y que su madre fue María la Virgen, sin dar muchos detalles o descripciones sobre cómo se realizó el embarazo (Mateo 1:18, Lucas 1:28 y ss; ni Marcos ni Juan mencionan el asunto).

Ante tal situación vale recordar que el Espíritu Santo es celestial y no terrenal, por lo que su unión con María sería contraria a la ley divina según la tradición, y, desde ese punto de vista, Jesús sería un monstruo.

Algunos afirmarán ingenuamente, tratando de salvar la cuestión, que la concepción de Jesús se llevó a cabo sin pecado alguno y que no se trató de una cuestión sexual, cosa que no dicen los Evangelios, por lo que no se puede saber cómo fueron los hechos; sin embargo, al ser María humana tiene una sexualidad inherente, la cual no se puede negar, mucho menos en el aspecto pre-natal. Además, si la sexualidad no hubiera sido importante en este caso, el omnipotente Espíritu hubiera muy bien podido embarazar a un hombre, de haber sido su voluntad.

Siendo indulgentes se puede conceder que cada uno de los Testamentos tiene, pues, una cierta coherencia interna y una perspectiva desde la cual sus propuestas pueden funcionar, aunque sean irreconciliables con el otro, pero juntos crean una atmósfera de falsedad.

Ante semejantes inconsistencias cabe también reflexionar y preguntarse si Dios está realmente detrás de la Biblia, e independientemente de eso, cuál es el verdadero mensaje de fondo.


ateofelix@gmail.com

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Imagen: William Bouguereau




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